jueves, 10 de abril de 2014

¿CÓMO?


¿Cómo voy a olvidarte?
Mi pelo está atrapado en los lunares de tu voz.

¿Cómo voy a olvidarte?
Tu pelo es el aroma que impregna mi piel.

¿Cómo voy a olvidarte?
Todos los rostros son el tuyo.

¿Cómo voy a olvidarte?
Tus ojos son las manos que guían mi cabeza.

¿Cómo voy a olvidarte?
Mis pies bailan al ritmo de tu sabor.

¿Cómo voy a olvidarte?
Soy pájaro libre atrapado entre tus pies.

¿Cómo voy a olvidarte?
Necesito tu voz para dormir con melodía.

¿Cómo voy a olvidarte?
En la nube espesa, tu aroma nos busca.

¿Cómo voy a olvidarte?
¿Cómo puedo borrarte?
¿Cómo hago para sacarte de mí?

Muriendo y encontrando otro amor en la otra orilla.


Salvador Dalí, Los esfuerzos estériles o Cenicitas.
Museo Nacional, Centro de Arte, Reina Sofía (Madrid)

Breve historia del cuadro:

Salvador Dalí se instaló en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, en el otoño de 1922, para llevar a cabo estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Allí, en la Residencia, coincidió con Federico García Lorca en marzo de 1923, estableciéndose entre ambos una intensa relación intelectual, artística y personal. Esta vinculación se mantendrá hasta 1929, año en que Dalí se traslada a París y Lorca viaja a Nueva York. Ejemplos del intercambio artístico que se produce entre los dos autores son El cuaderno de los putrefactos, una serie de láminas dibujadas por Dalí acompañadas de textos de Federico García Lorca –Dalí y Lorca formaban con Luis Buñuel y Pepín Bello el grupo de la Residencia más crítico con los artistas académicos a los que se referían precisamente como «putrefactos»–, la Oda a Salvador Dalí de Lorca o el San Sebastián que el pintor catalán dedica al poeta granadino. El lienzo Los esfuerzos estériles, uno de cuyos motivos centrales se centra en la representación de la cabeza de Lorca, es otro ejemplo de esa fructífera relación intelectual surgida entre los dos creadores.
Paloma Esteban Leal

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