Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo.
Quevedo.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina.
Cernuda.
1.
Si pido una licencia a mi corazón,
para respirar y tomar valor,
responde con un puñetazo del amor,
para que me ponga de rodillas y pida perdón.
Mi alma, descompuesta en algodón,
grita, con trueno aterrador,
que no puede ser más de un soñador,
y se marcha tranquila a otro cajón.
Entonces todo mi cuerpo se vuelve carbón,
negro, turbio y oscuro como la aceituna,
retorciéndose solo en el apagón,
cuando, con simple sonrisa de bufón,
aparece una odiada, tonta y falsa luna,
para deshacerlo en lágrimas sobre el colchón.
2.
Si fuera más sencillo volar,
nunca habría soñado con tu boca,
manjar dulce que todo lo
trastoca,
sin la fácil necesidad de hablar.
Solamente basta mirar,
para darse cuenta que te toca
cada uno de los versos de la luna
loca
sin que tengas posibilidad de
suplicar.
Entonces llega el día y te
derroca,
es una leve invención soñada,
la realidad es una triste roca,
tan ruin, culpable y escarpada,
que a la rabia provoca,
hasta ver que tu alma está
acabada.
3.
Es tu imagen en mi pantalla
un susurro de sirenas al oído,
suficiente estímulo para el
caído,
que nunca supo de tan cruel
batalla.
Un impulso cruel que te desmaya,
para hacerte ver que estás
perdido,
y que no habrá en tu alma metido
ningún ladrillo para hacer
muralla.
Por eso ahora escribo y te pido,
que si tu intento fue fingido,
piensa que el amor es más que
ruido.
A pesar de que esto pueda haber
dolido,
mi corazón sólo ha huido,
y el dolor está más que asumido.
Sueño 1: "Sous le ciel de Paris". Hugo M.