lunes, 2 de noviembre de 2015

VERSOS DE ABRAZO Y EROS.

Te mihi materiem felicem in carmina praebe:
provenient causa carmina digna sua.

Entrégate a mí como materia eufórica de mis versos:
saldrá un canto digno de esta causa.

Ovidio, Amores.

Esta noche prometiste no soltarme,
y abrazarme tan fuerte como puedas,
con la misma violencia que Eros,
cuando abate las encinas de Safo.

Y ahora quiero que me abraces
y dejes cada movimiento
en una palabra grabada a fuego
palmo a palmo de mi cuerpo.

Si la vida es ciertamente
una carrera indiferente,
abrázame
y dame cada una de las melodías
de tus sueños,
para que pueda forzarlas
en un corazón de hojalata
y regalártelo entre mis lágrimas
de otoño.

Yo también quiero
abrazarte,
y que mi cuerpo sea un bullir
de dos latidos.

Una palabra en el oído,
y otra, y otra…
y un verso
que se tambalea
en la cuerda floja.

Ese verso que corre
entre “te quieros”
de antes de dormir,
y pide que hagamos el amor,
como la primera vez,
con el vinilo de cantautor
dando vueltas en el tocadiscos.

Cada vez que tus manos caen,
como gotas de miel sobre la tarta,
una palabra se despierta
y Safo me susurra:

“Enamórate de él un poco más”.

Safo inspirada por Amor. Angelica Kauffmann “Sappho inspirée par l'Amour” de 1775.

No hay comentarios:

Publicar un comentario