martes, 10 de noviembre de 2015

Έρος λυσιμέλης.

Dulce animal amargo que repta irresistible.

Me recuerdas a uno de mis poetas
en la foto que acabas de subir;
la que te hice en el museo
con mi sombrero puesto
y tu sonrisa...

Entones el alma salta
en mi corazón
y las sensaciones 
vuelven sin pedírselo.

Miles de hormigas incendiadas
se escapan por los palmos
de mi cuerpo,
tiemblo, mis labios se adormecen 
y mi boca no articula.

Tampoco escucho,
sólo resuena tu música
en mis oídos,
y el regalo de un pedazo
de tu aliento.

Poco a poco,
pierdo lo que veo, 
y mi interior se extremece,
mientras mi estómago enloquece 
en náuseas y arrebatos,
los mismas que no puedo 
evitar cuando estoy contigo,
losque me dejan como un
imbécil infantil y
me hacen pasar tanta vergüenza.

Aquellas que no sé cómo te importan,
y por las que ahora tengo
miedo
a que lo nuestro se convierta
en un recuerdo.

Este es el Eros maligno que vuelve,
ahora temeroso,
para desmayarme los miembros.


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