lunes, 31 de octubre de 2016

EL SACRIFICIO DE ADRIANO

Muestras al espejo
el pecho de Antínoo
como una égida
lanzada por el aire.

Esperas algún mensaje
estúpido que te reporte
sexo,

el divertimento de mostrar
así como así la belleza,

sabiendo que la única
consecuencias será
un fuerte apretón
entre los cuerpos.

Y la argéntea égida
entre las manos,
levantada sobre la cabeza
con la furia que sólo
conoce una palabra.

Quiere destruir el fruto          
que siempre reflejan
las aguas del Nilo.

El sacrificio de Adriano
sólo sirve para envolver
las redes de un dulzor
pagano.

Esperas que alguien te conteste
buscando la misma belleza
del cuerpo azul.

Yo soy el que sujeta
la égida,
el que empuña el dolor,
lo endurece
y mata.

El que quiere la belleza
sólo
porque no la tiene.

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