Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
F.G.L.
1.
Cruzo, mirada perdida, las tablas
de tu puente,
junto a mí, vigilando lo que hago
el espíritu oscuro de murciélago
que tus ojos devoran como si
fuera delincuente.
Así, fácil, sin buscar lo que
dices
me encuentro con tu cara y tu
sonrisa
sólo es una foto sencilla,
simple, lisa
y una conquista dura, cicatrices.
Tú y yo, no somos más palabras
que los sueños perdidos de un
maestro
sin respuesta alguna que merezca
la pena.
Siéntate y escribe, pero no abras
la puerta que muestra lo que
muestro
sin sufrir el dolor de mi
condena.
2.
No, cara de tristeza, luna llena
y un pasajero oscuro, que se
acerca,
un susurro, un grito, una palabra
terca,
un tornillo desatado, y una
mirada plena.
La pareja se consume, agua en
vena.
No dejes que la luz se agite,
sueña y corre, que nadie me lo
quite
tu y yo, palabra, como suena.
No, sin papeles, sin ventanas,
una casa triste, de manzanas,
un camino desesperado, desganas.
Buscaré la vida sin ti.
No podré vivir sin mí.
Me iré, me iré de aquí.
3.
No mires, la luna dice lo
contrario.
Si estás loco no es culpa de mis
manos.
Ódiame, como los sordos
parroquianos,
critícame, sigue, como el sonido
del barrio.
Nadie sabe de un corazón
precario,
que se perdió en los ojos
cerrados
de los dioses locos, atacados.
Nadie sabe de un corazón
precario.
Tú, vuelvo, voy, ten, vuelves.
Yo, vuelvo, voy, ten, vuelves.
Nos, vuelvo, voy, ten, vuelves.
Tú, vuelvo, voy, ten, vuelve.
Yo, vuelvo, voy, ten, vuelve.
Nos, vuelvo, voy, ten, vuelve.
Luna media sobre Segovia.
Foto de H .M. I.
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