sábado, 18 de abril de 2015

VUESTRO NOMBRE


A la cuarta letra del abecedario.

… Por eso,
cuando digo tu nombre,
algo oculto se agita en mi alma.
Tu nombre suave, apenas pasado delicadamente por mi labio.
Pasa, se detiene, en el borde un instante se queda,
y luego vuela ligero, ¿quién lo creyera?: hecho puro sonido.
me duele tu nombre como tu misma dolorosa carne en mis labios.

V.A.
Vuestro nombre sabía a
dulce domingo despejado.

Vuestro nombre parecía una
dama durmiente desilusionada.

Vuestro nombre latía
dando ahí donde más duele.

Vuestro nombre chocaba
donde los dardos dieron

a San Sebastián que
dice, como difunto, descifrando:

“Sabed que sois
dones desperdiciados en la distancia”

Vuestro nombre escribía mis
diarios decadentes disfrazados

Vuestro nombre se desliza
discutiendo entre las desquiciadas dudas.

Vuestro nombre huele
a deliciosa dunia destrozada.

Vuestro nombre se pierde entre
las dunas depuestas por los dromedarios.

Me arrastro por el suelo
detective despistado de los desconocidos.

Vuestro nombre se siente como los
distantes días de diciembre.

Vuestro nombre se vuelve
derrotado dictado de la dureza.

Fuerte como un huracán arrancando
diccionarios deficientes en declamaciones.

Buscando en la plenitud de la existencia
decisiones que dísteis por demostradas.

Queriendo la felicidad sin estar
dispuestos a decir lo que decimos.

Vuestro nombre se dice
Da…, Da…, Di…

Cinco letras que son principio de la misma.
Sin final aparente ni demostrado.
Sin rasgo que demuestre lo contrario.
Porque…

Hoy tu nombre está aquí. No decirlo, no decirlo jamás, como un beso
que nadie daría, como nadie daría los labios a otro amor sino al suyo.


V.A.


Federico García Lorca. San Sebastián.

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